martes, 10 de marzo de 2015
Monólogo Lazarillo
¡No puedo soportarlo más!, me tiemblan las piernas, las lagrimas me resbalan sin parar, y tengo una depresión que no puedo con ella....
Cuando empiezo a recordar todo me vienen ataques de ansiedad, hace como tres meses y medio de lo ocurrido y me pregunto qué habrá sido de ellos.
Todo comenzó aquella noche, yo estaba sentada leyendo un libro y mis dos hijos, Claudia, de trece años, y, Carlos de ocho, estaban tumbados en la alfombra viendo la tele, mi marido, como de costumbre llegaba tarde a cenar, pero le esperamos.
Tardaba y tardaba, yo me empezaba a preocupar, solía llegar a casa borracho, y se ponía muy violento, sobretodo conmigo, se desahogaba en mí y en los niños, pero yo siempre fui una mujer muy compresible, estábamos pasando por una situación muy complicada, no llegábamos a fin de mes y a penas teníamos de comer.
Le esperaba despierta todos los días hasta que llegaba a casa.
Ese día tardó en venir a casa hasta las 3:00 de la mañana, mis hijos no le veían a penas, solo por las noches, y ellos querían mucho a su padre, estoy convencida...
Por fin llegó, tenía una cara de borracho...¡ni se sostenía en pie!, estaba muy cabreada siempre ocurría lo mismo, me pedía perdón pero todo seguía igual, entonces le grité, empezó a dar golpes, a gritar, tiró varias cosas al suelo, me cogió y me golpeó, quedé inconsciente.
Desperté en la camilla de un hospital, los vecinos llamaron a la policía, le detuvieron, y llevaron a mis hijos a un orfanato, perdimos la casa y me encuentro en la calle, no puedo estar peor, no encuentro trabajo, ya no me queda nada. Lo único que se de mis hijos es que fueron adoptados por una familia, en cierto modo me alegro por ellos, estarán con una familia mejor.
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